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La vida desde sus inicios en el corazón de Nordelta

Los Galluzzo, familia de cinco integrantes, habitan en Nordelta desde sus inicios y continúan apostando por la ciudad diariamente.

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Por: Anna Sobrini

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Mariana Galluzzo, residente en Nordelta hace dieciocho años, manifestó: “Me encanta cada rincón de Nordelta, es mi lugar feliz”. La nativa vivió durante toda juventud en un departamento en Devoto. Sin embargo, tres años después de casarse con Sebastián Galluzzo y tras el poco espacio y la falta de tranquilidad propia de un departamento, decidieron mudarse a una casa para allí formar su familia. En un principio, alquilaron durante tres años un domicilio en el barrio Punta Chica Village. No obstante, la pareja no se sentía del todo a gusto allí. “Todas eran amigas entre sí, todas iban al náutico, la mayoría habían ido al colegio Michael Ham y se casaban con hombres del Newman”, explicó Galluzzo. “Mi marido y yo nos sentíamos raros, no encajábamos”, concluyó.

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“Con mi marido estamos muy felices de haber elegido Nordelta, no lo cambiaríamos por nada”, expresó Mariana Galluzzo.

Crédito: AS

Así fue cómo la pareja comenzó con la búsqueda. Sebastián Galluzzo trabajaba en Nordelta haciendo los dragados de los lagos y le propuso a su mujer irse a vivir allí. “No había nada, era puro campo”, explicó la residente. “En un comienzo no creí que nadie fuese a venir a vivir acá”, agregó. Si bien en un comienzo la pareja consideró barrios en su momento más desarrollados como, por ejemplo, Ayres o Maylling situados en Pilar, les agradó más el concepto de Nordelta. “Nos atrajo la paz y tranquilidad, la seguridad y la flora y fauna”, explicó Galluzzo. Además, añadió que a diferencia de lo que sucedía en Pilar, en Nordelta “todos estaban en la misma”. Eran tan solo diez familias que no se conocían unas con las otras. “En Pilar tenés de vecina a tu mamá y a tres cuadras a tu hermano en el mismo barrio. Cuando nos mudamos acá eso no existía”, agregó la residente. Siguiendo la misma línea, comentó que al ser pocos y al estar todos en una situación similar, se formó una linda comunidad. Añadió que sus tres hijos fueron durante tres años al colegio Marín de Nordelta y que ello le proporcionó la posibilidad de conocer a sus vecinos.

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Dentro de los únicos cinco barrios para elegir que había en aquel entonces, Los Castores cautivó a la pareja. Una de las grandes razones de su atracción se debió a las instalaciones con las que cuenta el barrio. Mariana y Sebastián Galluzzo tenían dos hijos varones y en aquel entonces Los Castores contaba con la mejor cancha de fútbol de Nordelta. A su vez, la mayoría de sus residentes eran familias con niños, lo cual les daba a sus hijos la posibilidad de sociabilizar y hacer amigos en su nueva residencia.

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Con el pasar de los años, aquel “páramo” al que la pareja había apostado se pobló y creció mucho. “Si bien me encantaba esa soledad que existía en un comienzo, yo amo dónde vivo”, sostuvo Galluzzo. Además, explicó que el crecimiento trajo consigo nueva infraestructura que le proporcionó a la familia un mayor confort. “El centro comercial yo lo gasto. Me encanta. Voy a hacer las compras ahí, voy a la tintorería ahí, a tomar un café con amigas, a comprar los regalos. Hago todo ahí”, agregó. Además, comentó que utiliza mucho el sector gastronómico del shopping, el cine “Atlas” y el gimnasio. La cercanía y la comodidad que le proporcionan las instalaciones junto con el verde y las hermosas vistas son aquellos factores que hacen que la familia continúe eligiendo Nordelta en la diaria.

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Crédito: AS

Sin embargo, respecto a aquellos factores que hacen falta para que Nordelta sea una verdadera “ciudad modelo”, comentó que al haber tantas reglas y normativas a veces se siente como si su casa no fuese verdaderamente su casa. “Si excedés la velocidad, te multan. Si ponés la basura dónde no va, te multan. Si necesitas que el electricista vaya el sábado a tu casa, no se puede. Agobia un poco”, explicó Galluzzo. Además, comentó que casi no pasan colectivos por la zona, que los remises desde Nordelta salen muy caros y que pocas empresas de transporte como Uber aceptan los viajes. En última instancia, se refirió además a su preocupación por la plaga de los carpinchos. La residente explicó que, al estar los animales sueltos, pueden provocar accidentes automovilísticos. Además, añadió: “Tuve que poner cerco eléctrico porque se comían las palmeras y defecaban en el jardín. Tengo vecinos a los que les mataron a sus mascotas”, concluyó.

A pesar de los aspectos por mejorar, Galluzzo sostuvo: “Siempre hay algo que puede estar mejor, pero yo no me arrepiento de nada. Volvería a hacer todo lo mismo otra vez”.  La familia continúa eligiendo Nordelta y actualmente, están construyéndose una casa en el barrio El Yacht en Nordelta, un barrio moderno con vista al río. “Buscamos modernizarnos y realizar un cambio. Cada tanto está bueno renovar”, concluyó Mariana Galluzzo.

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